sábado, 19 de marzo de 2016

El Cowboy.













El Cowboy.
Los Hombres detrás del mito


La imagen clásica, que a través de las novelas, tebeos, películas y series de televisión basadas en el Oeste Americano o Far-west, -Lejano Oeste- nos ha llegado del Cowboy –Vaquero- es la de un hombre a caballo ataviado con un sombrero de diez galones, pantalones denim o de algodón y chaparreras.
Aunque hoy en día tanto las novelas, como los comics sobre el Oeste, así como las películas del género “westerns” están muy a la baja, en los años 40, 50, 60 y 70, causaron furor y aquellas generaciones, mi generación, crecieron, crecimos, enamorados de la Historia del Oeste.
Para nosotros el cowboy fue nuestro héroe. Para mí lo sigue siendo.
Fueron aquellas películas, tebeos y novelas que tantos buenos ratos nos hicieron pasar las que pintaron en nuestra mente la estampa del cowboy.
Aquella  idea que la palabra Cowboy  nos trae a la mente.  La figura heroica de un hombre rudo, con la piel curtida por el sol y el viento, con un cigarrillo a medio fumar entre los dientes mientras, escupiendo por la comisura de los labios, se prepara para desenfundar con la velocidad del rayo y abatir al malo, luego, y después de besar a la chica, que está enamorada de él, montar en su caballo y perderse cabalgando lentamente hacia la puesta del sol.
Sin embargo la realidad fue bien distinta.
Las raíces de esta figura vista hoy como el más típico héroe americano, sorprendentemente se puede trazar hasta la España Medieval.
Arranca de la tradicional cría de ganado en España. Tradición que los españoles llevaron con ellos a América.
-Ellos fueron también los que llevaron a Nueva España, hoy México, los caballos y las reses de cuernos largos-.
Allí, ésta tradición de cría de ganado y vigilado por hombres a caballo, se extiende y se funde  con el vaquero mexicano o “Mustang-runners”, un personaje que aparece al norte de México dedicado a la captura y doma caballos salvajes para, posteriormente, conducirlos en manadas para vender en los mercados.  
Finalmente esta tradición acaba fundiéndose con los comerciantes y criadores de ganado de habla inglesa y ahí surge el cowboy.
Su apogeo se puede situar en el tiempo, justo después de la Guerra de Secesión Americana.
 La escasez de vaqueros que se dio a causa de la guerra, hizo que el ganado proliferase de una forma exponencial y el excedente de ganado que se llegó a alcanzar en Texas (que llegó a ser de unos cinco millones de cabezas) era impresionante.
Y de ahí surgen las míticas conducciones de ganado hacia a aquellos lugares con estaciones de ferrocarril donde, una vez vendido a los tratantes de ganado, era enviado a las grandes ciudades del Este.
El oficio de cowboy era el de un obrero del rancho y sus quehaceres iban desde cuidar del ganado, domar caballos, conducir las reses a los mercados, hasta, incluso, vigilar que los cuatreros o ladrones de ganado no hurtaran las reses.

Su vida no era para nada fácil, se levantaban antes de la salida del sol y se acostaban con la puesta.
Y su sueño no era siempre placentero, no pocas eran las noches que tenían que levantarse para acudir a alguna emergencia del rancho.
El uniforme del cowboy no era para nada arbitrario y sinsentido, cada pieza de su indumentaria tenía su cometido o función.
Desde el sombrero que protegía a su portador del sol y de la lluvia hasta la  “bandana” pañuelo alrededor del cuello, que, al subirlo tapándole la boca en forma de mascarilla, le protegía del polvo. Incluso sus icónicas botas estaban diseñadas para incrustarse en el suelo mientras se laceaba una res.
Su trabajo incluía una vigilancia constante sobre el ganado para evitar su robo por parte de “cattle-rustlers”  -cuatreros-.
Otra de las leyendas sobre vaqueros era la que cada uno tenía su fiel caballo.
En realidad el cowboy necesitaba un buen número de caballos para desempeñar su trabajo.
Tradicionalmente dejaban que los potrillos crecieran salvajes en campo abierto, luego una vez alcanzado su madures, eran acorralados y domados.
La función de doma era conocida como “bronco-busting” y, aunque al principio la doma era un proceso bastante duro y brutal, los cowboys pronto comprendieron que aquéllos caballos domados de una manera más suave solía dar caballos mejores y de más confianza.
El tiempo dedicado por el cowboy a su trabajo, que incluía inevitablemente pasar muchas horas montando a caballo y vigilando y controlando el ganado, acababa por darle un conjunto de habilidades y destrezas que conducían  a organizar una serie de competiciones amistosas llamadas “rodeos”.
Muy diferente de los actuales grandes y pomposos rodeos que hoy se celebran en Estados Unidos, aquellos primeros rodeos eran eventos informales donde los cowboys demostraban sus habilidades compitiendo unos con otros.
El rodeo formal y regulado surgió en 1872 y ya para 1890 se había convertido en un entretenimiento público.
Una de las principales tareas del cowboy era, durante el verano, conducir el ganado desde Texas hasta las ciudades con ferrocarril, Cheyenne en Wyoming, Denver en Colorado, Ogallala en Nebraska, Ellsworth, Baxter Springs y Abilene en Kansas, Sedalia en Missouri, etc., donde era embarcado en los trenes que lo conducirían a los mercados del Este.
--Texas fue, típicamente, el estado con más abundancia de ganado que era exportado para  vender en los mercados del Este por un precio más alto-
Las grandes manadas constaban usualmente de unas 3000 cabezas de ganado, y empleaba  de 10 a 15 cowboys, además de un wrangler –el encargado de cuidar a los caballos- y un cocinero.
Al final de las grandes rutas y una vez el entregado el ganado, llegaba para el cowboy el tan esperado y bien merecido salario.
Después de las rígidas y duras reglas, de no beber ni apostar, que debían observar durante el camino, al final llegaba para el cowboy el momento de soltar presión en los salones y salas de juego.
Y a pesar de la creencia común de que, llegado a este punto el cowboy se convertía en un ser borracho y violento, la verdad era que, y aunque a veces la cosa se podía tornar bastante alborotada, el cowboy era por lo regular muy raramente violento y cualquiera que se pasase de la raya era rápida y duramente castigado.
Otra de las costumbres del cowboy era gastar “bromas prácticas”  -broma pesada-.  Las favoritas consistían en aguijonear el caballo de un compañero que iba distraído o introducirle objetos dentro de las botas mientras dormía, etc.
Cuando alguna broma se pasaba y se salía de la regla el causante podía ser juzgado por los mismos cowboys en un simulacro de juicio y, aquél hallado culpable, podía ser castigado de una forma humillante como ser arrojado entre los excrementos de vaca.
Y más o menos así fue la vida de aquellos hombres rudos y esforzados que dejaron tras de si una profesión y un modo de vida de leyenda.
Hoy en día, todavía se puede visitar los lugares por donde transcurrieron aquellas rutas legendarias con nombres como: “The Goodnight-loving Trail, The Western Trail, The Chisholm Trail y The Sedalia and Baxter Springs Trail.
Una película recomendada y que refleja bastante bien como fueron aquellas grandes conducciones  -cattle-trails-  es Chisum de John Wayne.
Aunque la que no debe faltar, -se puede ver en “you Tube”-  es una serie de televisión, de finales de los 50 y principios de las 60, interpretada por Eric Fleming y Clint Eastwood , y titulada Rawhide. Para mí la mejor serie de cowboys y del Oeste de todos los tiempos.

jueves, 1 de enero de 2015

Wyatt Earp

"El hombre detrás del mito"









Wyatt Berry Stapp Earp, Nació en Monmouth, Illinois, el 19 de marzo de 1848.
Durante toda su vida se movió constantemente de un lugar a otro y desempeñó un sinfín de pintorescos y variados oficios: policía, sheriff de condado, jefe de equipo de cazadores de búfalos, matón, regente de salón, tahúr, dueño de  burdel, macarra, minero e, incluso, arbitro de boxeo.
Además hay que añadir que fue diputado de sheriff en el condado de Pima y diputado de Marshall  en la ciudad de Tombstone, Arizona, donde tomó parte en el Tiroteo de OK Corral, hecho que, al igual que aquél actor que se ve encasillado en un personaje de por vida, definió el resto de su vida, algo que a Wyatt le ocasionaba gran descontento.
Wyatt Earp aparece siempre como la figura central en aquel tiroteo y, sin embargo, en ese momento era su hermano Virgil, el marshal –alguacil- de Tombstone, además de ser el que tenía más experiencia tanto como de sheriff, marshal como en peleas.
Earp pasó parte de sus años mozos en Iowa. Pierde a su primera mujer, Urilla Sutherland,  durante la preñes de ésta y los dos próximos años los pasa envuelto en toda clase de complicaciones y controversias: Es detenido, denunciado dos veces, se fuga de la cárcel, es detenido tres veces más por mantener un burdel, hasta que al fin recala en Wichita, Kansas, una ciudad que está experimentando una explosión  comercial y social debido a  ser el mercado de ganado, receptor de todas las grandes manadas de vacas que los cowboys –vaqueros- conducen desde Texas,  y venden en Wichita, antes de ser embarcadas hacia el Este.
Ahí, en Wichita, es nombrado ayudante de marshal, cargo que desempeña a lo largo de un año, y gracias al cual, desarrolla una solida reputación como agente de la ley.
En 1876 acompaña a su hermano James a la ciudad de Dodge, donde es contratado como asistente de marshal.
Solo dos años más tarde, en 1878, decide irse a Texas. Ahí se gana la vida como tahúr y es ahí donde conoce a John Henry “Doc” Holliday, del cual dijo que le había salvado la vida.
En 1879 abandona Dodge City y junto a sus hermanos James y Virgil y se instalan en Tombstone, donde la extracción de las minas de plata está en pleno apogeo.
La ciudad de Tombstone era un autentico hervidero de indeseables. De ser una aldea había pasado en muy poco tiempo a tener 7.000 habitantes y cualquier altercado, disputa o división de opiniones, se ventilaba a tiros.
Wyatt Earp consigue el empleo de ayudante de  sheriff del condado, mientras su hermano Virgil es nombrado marshal de la ciudad y el otro hermano James, regenta un saloon.
Además compran acciones de la mina Vizina y unos derechos de agua.
El establecimiento más famoso en aquella primera época en Tombstone era el Oriental Saloon. Su propietario, Mike Joyce, se lo tenía arrendado  a un trió de jugadores: Dick Clarck, Luo Rickabaugh y Bill Harris.
Cuando este saloon se hizo tan famoso que comenzó a afectar el negocios de los demás establecimientos de esta índole en la ciudad, un grupo de estos competidores contrató a Johny Tyler, un jugador con fama de pistolero que lideraba una banda de matones que cada noche se adueñaba del Oriental Saloon y con cualquier escusa comenzaban una trifulca que hacia incomoda la estancia de la clientela en el lugar.
Los  arrendatarios del lugar optaron por ofrecer a Wyatt Earp una participación en el negocio si se liberaba de Tayler y sus matones. Éste aceptó y llamó en su ayuda a varios de sus amigos incondicionales, entre ellos gente como Doc Holliday, Bat Masterson o Luke Short, para que dirigiesen sendas mesas en el saloon y ayudasen a espantar a los matones de Tyler.
La nomina de pistoleros contratados por Wyatt era tal que Tyler y su grupo desaparecieron del lugar como por arte de magia.
Lo cierto es que esto no fue un hecho accidental, métodos tan poco ortodoxos como este fueron una constante en la vida de Wyatt Earp. 
Fueron, en parte, métodos tan expeditivos como estos los que llevaron a los Earp a tener enfrentamientos con los hermanos Tom y Frank Mclaury, y  Ike y Billy Clanton.
Fue a causa de  estos enfrentamientos que los Mclaury y los Clanton amenazaron con matar a los Earp.
El conflicto fue escalando durante todo el siguiente año hasta que el 26 de  octubre de 1881 tuvo lugar el enfrentamiento final que culminaría en el famoso, Duelo a Muerte en el O.K. Corral, - “Gunfight at the O.K. Corral”- uno de los sucesos más famosos del Salvaje Oeste.
En este duelo a los Earp se les unió Doc Holliday y, en un tiroteo que no duró más de treinta segundos, Frank Mclaury, Bill Clanton y Tom Mclaury, cayeron bajo las balas de los Earp y Holliday.
Wyatt Earp era un autentico mercenario de la ley. Había pacificado ciudades tan violentas como Ells Worth, Wichita o Dodge City.
Y la verdad es que, Los hermanos Mclaury y Bill Clanton, al enfrentarse a los Earp y Holliday, puede decirse que cometieron suicidio.
En los próximos cinco meses, Virgil es emboscado y mutilado y Morgan muere asesinado. Buscando venganza Wyatt,  su hermano Warren, Holliday y algunos más, forman una patrulla federal que acaba con la vida de tres vaqueros que ellos consideran culpables.
Al contrario que sus hermanos, Wyatt nunca fue herido en los duelos en que tomo parte, hecho que no hizo más que añadir misticismo a su leyenda.
A partir del famoso duelo la leyenda de Wyatt Earp no hizo más que ir en aumento y, sin embargo, el no fue mejor ni peor que cualquiera de los que forjaron la leyenda del Oeste y, no obstante, su figura sobresale sobre el resto.
¿Y por qué esta aureola de héroe a un hombre que vivió a su manera pero que es dudoso que dedicara su vida a luchar por una causa justa?
La respuesta quizás la encontremos en el hecho de que su vida fue muy longeva, falleció con casi ochenta y ocho  años y conoció los comienzos de la industria del cine de Hollywood.
Allí asesoró e inspiró a estrellas del naciente cine de vaqueros, circunstancia que le ayudó y le sirvió para adornar aun más su figura.
Wyatt Earp quizás no fue el clásico héroe al que nos tiene acostumbrados Hollywood, que mata a los malos y salva a la bella, y se aleja al paso de su caballo hacia la puesta del sol.
Fue uno de tantos de aquellos hombres que forjaron el Oeste. Pero fue quizás más valiente que algunos y supo destacar su figura sobre la inmensa mayoría.
 John Wayne siempre aseguró que lo había tomado como modelo.

A pesar de todas las vicisitudes por la que pasó a lo largo de su vida, Wyatt Earp murió, en su cama, en su casa de Los Ángeles, en enero de 1929. Con el se iba el ultimo de aquellos hombres duros y curtidos que forjaron la historia del “Far West.


La filmografía sobre este personaje es extensísima, desde series de televisión hasta películas de última generación.

De entre ellas quiero destacar: Duelo de Titanes, con Burt Lancaster y Kirk Douglas y, quizás la mejor, Pasión de los Fuertes, con Henry Fonda y Víctor Mature

jueves, 16 de agosto de 2012

Jerónimo.




“El hombre detrás del mito”

















Jerónimo o Gerónimo, en chiricahua Gayaalé, -el que bosteza- y a veces escrito como Gayathlay o Goyahkla, fue un notable nativo-americano (un indio de toda la vida) jefe de los Apaches Chiiricahuas, que luchó contra Mexico y los Estados Unidos, durante varias décadas, para detener la expansión de estos en las tierras tribales de los Apache.

Goyahkla (Jerónimo) nació en 1820 en el ceno de los Bedonkohe, etnia de la familia de los Apaches, cerca de Turquey Creek, un afluente del rio Guila, en el territorio de lo que hoy es el Estado de Nuevo México, pero que en aquel entonces pertenecía aun a México.
Tuvo tres hermanos y cuatro hermanas y su abuelo, Maco, había sido jefe de los “apaches bedenkohes”.
Goyahkla (Jerónimo) creció en un tiempo de paz, algo raro en la historia de los apaches.
Fue criado en la tradición apache, aprendiendo de su padre hazañas de la guerra y de la caza y eventos de la reciente historia apache, mientras su madre le enseñó a rezarle a “Usen” un Ser Supremo, también conocido como el “Dador de Vida”. Ella le relató también leyendas de seres sobrenaturales como “La Blanca Mujer Pintada” o el “Niño del Agua”. Cuentos todos relacionados con la llegada de los apaches a la sabiduría y sobre los benéficos Espíritus de las Montañas que vivían ocultos en cavernas y cuyas ceremonias y trajes los apaches copiaban.
Cuando se hace mayor se casa con Alope, una Apache Chiricauhua, con la que tiene tres niños.
El 5 de marzo 1858, durante una expedición que Jerónimo, hace para vender pieles, su campamento, cerca de Janos, es atacado por 400 soldados mexicanos al mando del coronel José María Carrasco. Durante el ataque perecen los niños, la mujer y la madre de Jerónimo. Esto enciende en él, una llama de odio hacia el hombre blanco que ya lo acompañará de por vida.
En la batalla de Kaskiyeh, los apaches infligen una terrible derrota a los mexicanos, hecho que los deja satisfechos. Gojlaye, Jerónimo, nombre por el que ya es bautizado por sus enemigos por haber tenido lugar el cruento choque el día de la festividad de San Gerónimo, es el único que no está conforme, para él, esta derrota a sus enemigos no es suficiente.
Y en el verano de 1860, Gerónimo con sed de venganza y seguido de veinticinco guerreros comienza una serie de incursiones letales en el territorio de México. En realidad estos ataques no hacen más que constituir una amenaza para la paz y la existencia de los apaches.
Hasta que ya, en 1861 el ejército de Estados Unidos comienza una guerra no provocada contra los apaches y la venganza personal de Jerónimo se ve diluida en otra mas importante razón, la lucha por la supervivencia de su pueblo.
Durante esta guerra las tropas norteamericanas, decididas e exterminar a los apaches, perpetran contra ellos toda clase atrocidades, atacan sus poblados, asesinan a sus caudillos, a los que engañaban invitándolos a acudir a encuentros donde supuestamente se iban a celebrar tratados de paz y, es en uno de estos encuentros tramposos, donde secuestran, torturan y matan al gran jefe apache Mangas Coloradas, de esta forma, poco a poco, los van diezmando y debilitando su resistencia.
Hasta que en 1871, el jefe apache Cochise, acepta la rendición.
Jerónimo no lo acepta y, solo con unos pocos bravos que le siguen, huye de las tropas americanas y sigue luchando.
Los demás indios son recluidos en cuatro reservas situadas en Nuevo México y Arizona.
La vida para los indios en estas reservas no pasaba de mera supervivencia.
Aunque, la paz, si así pude llamársele, dura poco para lo indios. En 1877 las autoridades americanas dan orden para que sean trasladados a la reserva de San Carlos.
Y, además se le envía un mensaje a Jerónimo para que acuda a parlamentar. Éste acude, pero, otra vez, es una trampa, es atrapado, cargado de cadenas y confinado en una prisión militar durante cuatro meses. De allí es enviado a San Carlos.
En 1881, ante fuertes rumores de que iba a ser ahorcado, Jerónimo huye de la reserva de San Carlos, seguido de unos setenta guerreros en dirección a México.
Unos meses mas tarde regresa a la reserva con la intención de convencer a los demás apaches de que lo sigan. Lo consigue pero en la huida, mientras hace frente a las tropas norteamericanas para permitir que las mujeres y los niños se pongas a salvo, tropas mejicanas atacan su retaguardia y matan prácticamente a todos los apaches que no son guerreros, en su mayoría, enfermos y ancianos.
Jerónimo se une a otros jefes apaches e intentan formar reductos de resistencia.
Jerónimo al frente de sus hombres y en una inferioridad de fuerzas abrumadora, acosa, lucha, se oculta, luego acosa de nuevo y su nombre y sus hazañas se hacen legendarios.
“Entre 1877 y 1886 la frontera entre los EEUU y Méjico fue asolada por dos pequeñas bandas de indios apaches, liderados por los jefes Victorio y Gerónimo, que mantuvieron en jaque a las tropas federales durante casi 10 años”.
Pero poco más puede hacer que tratar de sobrevivir al acoso constante de dos ejércitos
En 1882, la reserva de San Carlos, pasa a las órdenes del general Crook. Éste se entrevista con Jerónimo y reconoce las injusticias de que habían sido objeto los apaches. Tras recibir de nuevo garantías de que serian tratados con humanidad, Jerónimo y los suyos regresan pacíficamente a la reserva en febrero de 1884.
Gerónimo no dura mucho en la reserva. Al año siguiente, en 1885, vuelve a marchar a la montaña con 150 seguidores.
La historia se repite, Gerónimo, combate devolviendo golpe tras golpe pero, como siempre, la suya es una lucha desesperada. El apache, acosado de nuevo hasta la extenuación, pide la paz, parlamenta con Crook; sólo quería que su pueblo fuera gobernado por un hombre justo. Crook no le cree.
De nuevo, ante los insistentes rumores por parte de los soldados de que iba a ser ahorcado, Jerónimo vuelve a fugarse mientras es trasladado a un fuerte militar, seguido por 24 de sus guerreros.
El apache vuelve de nuevo a su peculiar forma de lucha, acosa, ataca, desaparece y vuelta a atacar, así consigue eludir al ejército durante más de 5 meses con 5.000 soldados asignados a su persecución.
Finalmente, es cercado gracias a la utilización de guías apaches por parte del ejército de Estados Unidos ahora mandado por el general Miles. Tras su capitulación tanto los apaches que le habían seguido como los que le habían perseguido al servicio de la caballería son desarmados y trasladados en carros a Holbrook, Arizona, desde donde se les lleva en tren militar hasta Florida.
“En el momento de su redición Jerónimo portaba Winchester modelo 1876 acción- palanca, un Colt Single Action Army con acabado en níquel y cachas de marfil, y un cuchillo Bowie, un tipo de daga con una hoja bastante larga y con mango tallado como una cabeza de ciervo, enfundado en una elaborada funda plateada y colgada de un cinturón cartuchera.
El wínchester está expuesto en el United States Military Academy, y el revolver y el cuchillo en Fort Sill museum”.
Con la captura de Jerónimo las distintas bandas de indios se encaminaban a años de cautiverio. Los exploradores del ejército acabaron su misión: ya no quedaban indios en libertad.
El clima de Florida resultó de efectos devastadores para los apaches.
La mortalidad era exagerada, 5 de cada 6. ¿La humedad de Florida? ¿La nostalgia? Parecía la extinción de una raza.
“Jerónimo dijo: Estamos desapareciendo de la Tierra, y sin embargo no creo que seamos inútiles, o Usen no nos habría creado”.
En 1904 la Oficina de Asuntos indios lo lleva a la Feria mundial de San Luis donde el antiguo caudillo gana algo de dinero vendiendo sus autógrafos. Sin embargo, jamás volverá a ver las tierras en las que había crecido y a las que las autoridades americanas habían prometido reintegrarle.
Ya en su vejez, la peor de las contaminaciones traídas por los blancos, el alcohol, lo llevaría a la muerte. El 15 de febrero de 1909 lo hallaron en el agua, borracho. A consecuencia de esto coge una pulmonía.

Muere el 17 de febrero de 1909, en Fort Sill, en calidad todavía de prisionero de guerra.
Sus últimas palabras se las dijo a un sobrino suyo: Nunca debí rendirme. Debí haber seguido luchando hasta ser el último hombre vivo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Pat Garret.






Pat Garret.
El hombre detrás del mito



Patrick Floyd Garrett, nació en Cusseta, Alabama. Aunque se crió en una prospera plantación de Luisiana, cerca Haynesville al norte de la parroquia de Claiborne, justo debajo de la frontera con Arkansas. En 1869 abandona el hogar y busca trabajo como cowboy en el condado de Dallas, Texas. En 1875 deja ese trabajo y se mete a cazador de búfalos. Y es en ahí donde, en 1878 durante una discusión sobre unas pieles, Garrett dispara y mata a un compañero cazador al verse atacado por este con un hacha. El moribundo, mientras agoniza, pide a Garret que lo perdone. Este hecho tan dramático remueve las entrañas de Garret que acaba llorando.
Después de esto, Garret se muda a Nuevo México, donde trabaja por un breve espacio de tiempo como cowpuncher (vaquero-cowboy). Poco tiempo después abre su propio salón.
Dada su alta talla era conocido por los lugareños como Juan el Largo, así en español, aunque algunos compatriotas, pocos, lo traducían como Long John. En 1879 se casa con Juanita Gutiérrez, que muere, durante el parto, en menos de un año.
Al año siguiente, 1880, se casa con la hermana de su difunta mujer, Apilonaría, con la que tiene nueve hijos.
En noviembre de ese mismo año George Kimbell, sheriff del Condado de Lincoln, dimite de su cargo y es entonces cuando Pat Garrett, miembro del Partido Republicano y pistolero de cierta reputación, es nombrado sheriff, con la promesa de restaurar la ley y el orden en el Condado.
Garrett es encargado de llevar a cabo la busca y captura de Henry McCarty, más conocido como Billy el Niño y de los amigos de éste, Tom O'Folliard y Charlie Bowdre.
El Niño tiene la reputación de ser un asesino, había participado en la Guerra de Lincoln, -la guerra que durante varios meses, libraron entre si los ganaderos de Lincoln, por hacerse con el control del negocio del ganado- y se alegaba que había matado a 21 hombres, uno por cada año de su vida.
El 19 de diciembre de 1880, Pat Garrett y su posse acaban con la vida de O´Falliard, en el tiroteo que sigue, al tratar de oponerse éste a su detención.
El 23, consiguen encontrar al Niño, en Stinking Springs, donde se había refugiado con varios de sus compañeros. Durante la detención cae muerto Charlie Bowdre, y los demás, incluido el Niño, son capturados y conducidos a Mesilla, Nuevo México, para ser juzgados.
El Niño es juzgado y condenado, pero el 28 de abril de 1881 se fuga de la cárcel del Condado de Lincoln, después de matar a los guardias J. W. Bell and Bob Olinger.
El 14 de julio de 1881, Garrett, se encamina a Fort Sumner, tratando de averiguar el paradero de Billy el Niño. Sus pesquisas lo llevan a visitar la casa de Pete Maxwell, un amigo común de ambos, donde llega a media noche. Mientras interroga a Maxwell, el Niño que, al parecer se encontraba durmiendo en otra parte de la casa y es despertado por el ruido, entra en la habitación en semi-penumbra preguntando, en español “¿Quién es?”, “¿Quién es?”. Entonces Garrett desenfunda su revólver y dispara al “Kid” dos veces, y aunque el segundo disparo falla por completo y se estrella en el mantel que hay a espaldas del Niño, el primero ya le había traspasado el corazón.
Sobre la muerte de Billy el Niño han contado cientos de versiones diferentes.
Garrett aseguró que el Niño entró empuñando una pistola, sin embargo una vez muerto no pudo ayársela pistola alguna. Otras versiones dicen que lo que portaba era un cuchillo de cocina, pero tampoco sobre esto se ha hallado ninguna evidencia que lo corrobore.
No obstante en aquel momento la muerte del “Kid” solidifico la fama de Garrett como pistolero y hombre de la ley.
A pesar de esta efímera fama, la vida de Garrett, como defensor de la ley, nunca llego a ser gran cosa y él se limito a usar esta etapa como un paso a más altas posiciones.
Después de perder las elecciones a sheriff de “Grant County, New Mexico”, en 1884 se presenta como candidato al senado de ese estado, Nuevo México, donde tampoco sale elegido.
Más tarde ese año, funda y capitanea una compañía de Rangers (Batidores) de Texas.
Ya en 1889 vuelve a perder, de nuevo, las elecciones a sheriff.
Por entonces su menos que admirable captura y muerte de Billy el Niño empezaba a pasarle factura y comenzó a sentir el rechazo social.
Desencantado con todo esto abandona Nuevo México y compra un rancho en Uvalde, Texas.
Sin embargo en 1896 regresa de nuevo a Nuevo México, encargado por Gobernador de ese estado, de investigar la desaparición de Albert Jennins Fountain y su hijo Henry, en la que aparecen sospechosamente involucrados tres ayudantes del sheriff protegidos por un poderoso juez.
Garret, demostrando una paciencia y tesón extraordinarias, se pasa dos años reuniendo pruebas y cimentado su causa contra los sospechosos a los cuales el mismo captura después de que estos emprendieran la huida, no obstante, tras ser sometidos a juicio ambos forajidos salen absueltos.
Después de esto abre una caballeriza en las Cruces, Nuevo México. Y en 1901 el presidente Theodore Roosevelt, amigo personal de Garret, le nombra recaudador de aduanas en El Paso, Texas, cargo que ocupará durante los próximos cinco años.
Tiene que abandonar este empleo, al no ser renovado al cargo, posiblemente por haber puesto al presidente en evidencia al dejarse ver en una reunión de la asociación “San Antonio Rough Riders”, en compañía de un jugador de mala reputación llamado Tom Powers. El Presidente se dejó hacer una fotografía con el tahúr al que no conocía y eso la acarreó serios problemas.
Después de esto, un ya cansado y solitario Garret, se retira a su rancho en Las Cruces, donde comienza a sufrir graves problemas financieros, espacialmente con una deuda sustancial que contrae con el fisco. Además se hace responsable subsidiario del impago de un préstamo en el que había avalado a un amigo.
Para poder hacer frente a ambas deudas se ve obligado a hipotecarse gravemente, hecho este que le lleva a una crisis personal, que lo arrastra a la bebida y al juego, lo que a su vez lo lleva a contraer nuevas deudas. Cayendo así en un círculo vicioso del que se ve impotente para salir.
Es entonces cuando W.W. Cox, el mayor acreedor de Garrett, tiene la idea de alquilarle la cuarta parte del rancho de Garrett, en las laderas de las montañas de San Adres, para de esta forma cubrir la deuda. Garrett acepta el trato, pero más tarde, cuando se entera de que Cox a alquilado a su vez las tierras a Wayne Brazel, un criador de cabras, que las usa como pastos para sus animales, protesta enérgicamente, alegando que la presencia de las cabras rebajaría el valor de su propiedad.
Es en esto que un día, durante un viaje en carreta que Garrett hacía a Las Cruces, acompañado de un potencial comprador de su rancho, un hombre llamado Adamson, se cruzan con el dueño de las cabras Wayne Brazel. Brazel y Garrett se enzarzan entonces en una discusión y en un momento dado, cuando Garrett hace ademan de agacharse para coger una escopeta del suelo de la carreta, Brazel le dispara acertándole una vez en la cabeza y luego otra más en el estomago mientras cae.
Tras cerciorarse de que Garrett está muerto, Brazel y Adamson, dejan el cuerpo al lado del camino y se dirigen a Las Cruces, donde alertan al sheriff del suceso.
Brazel nunca fue juzgado por la muerte de Garrett.
Esta es la versión aceptada hoy día por casi todos los historiadores, sin embargo hay otra versión que dice que, en realidad, el asesino de Garret, fue un pistolero, fuera de la ley y asesino a sueldo, llamado Jim Miller. Esta última versión no pudo ser nunca corroborada por nadie y, además, nadie jamás apareció como el hombre que, supuestamente, hubiese contratado al pistolero para asesinar a Garrett.

Pat Garrett, aparece como personaje recurrente en infinidad de films.

• Wallace Beery in Billy the Kid (MGM, 1930)
• Wade Boteler in Billy the Kid Returns (1938)
• Thomas Mitchell in The Outlaw (United Artists, 1943)
• Charles Bickford in Four Faces West (They passed this way) (United Artists, 1948)
• Monte Hale in Outcasts of the Trail (Republic, 1949)
• Robert Lowery in I Shot Billy the Kid (Lippert, 1950)
• Frank Wilcox in The Kid from Texas (Universal-International, 1950)
• Scott Douglas in the NBC-TV series, Omnibus (1952, 1 episode)
• James Griffith in The Law vs. Billy the Kid (Columbia, 1954)
• Richard Travis in the syndicated half-hour TV series, Stories of the Century (1954)
• Keith Richards in the syndicated half-hour TV series, Buffalo Bill Jr. (1955, 1 episode)
• James Craig in Last of the Desperados (Allied Artists, 1955)
• John Dehner in The Left Handed Gun (Warner Bros., 1957)
• Wayne Heffley in the half-hour ABC-TV series, Colt .45 (1957, 1 episode)
• Bob Duncan in The Parson and the Outlaw (Columbia, 1957)
• George Montgomery in Badman's Country (Warner Bros., 1958)
• Rhodes Reason in the half-hour ABC-TV series, Bronco (1958, 1 episode)
• Walter Sande in the half-hour CBS series, Wanted: Dead or Alive (1958, episode 26, "The Eager Man")
• Barry Sullivan (1960) in the half-hour NBC-TV series The Tall Man, co-starring Clu Gulager as Billy the Kid
• Rod Cameron in Le Pistole non discutono (1964)
• Allen Case in the ABC-TV series, The Time Tunnel (1966, 1 episode)
• Fausto Tozzi in El Hombre que mató a Billy el Niño (1967)
• Glenn Corbett in Chisum (Warner Bros., 1970)
• Rod Cameron in The Last Movie (Universal, 1971)
• James Coburn in Pat Garrett & Billy the Kid (MGM, 1973)
• Patrick Wayne in Young Guns (Fox, 1988)
• Duncan Regehr in Gore Vidal's Billy the Kid (HBO Films, 1989)
• William Petersen in Young Guns II (Fox, 1990)
• Joe Zimmerman in the TV documentary series, Unsolved History (2002, 1 episode) and in the Discovery Channel's cable documentary Discovery Quest: Billy the Kid Unmasked (2004)
• Michael Pare in Bloodrayne 2: Deliverance (2007)
• Bruce Greenwood in I'm Not There (2007)


El hombre que mató a Billy el Niño, es el preferido del autor.

domingo, 2 de mayo de 2010

Bat Masterson.













Bat Masterson. El honbre detrás del mito 

William Bartholomew Masterson, -Bat Masterson- nació el 26 de noviembre de 1853, en Henryville, Quebec, Canadá. Fue el segundo de cinco hermanos. En 1871 la familia Masterson se va a vivir a Wichita, Kansas, después de haber pasado por Nueva York e Illinois. A los 18 años Bat, consigue su primer empleo tendiendo raíles en el ferrocarril de Topeka a Santa Fe. De este trabajo, diría mas tarde, que nunca había trabajado tanto en su vida y, además su socio se le fuga con el dinero, hecho este que, según él mismo relata, al verse traicionado por el que creía su mejor amigo, le parte el corazón y le abre los ojos. Mas tarde se convierte en cazador de búfalos junto con se hermano mayor Ed. Los hermanos, junto con otros cazadores de búfalos, cazan en el territorio de Salt Fork River, Kansas. En las visitas que los dos hermanos hacen en los campamentos vecinos tienen oportunidad de conocer a muchos de los hombres destinados a ser futuras leyendas del Oeste, Billy Dixon, Tom Nixon, "Prairie (Perro de la Pradera)” Dog” Dave Morrow, y el que pasaría a ser ya amigo de por vida de Bat, el legendario Wyatt S. Earp. Más tarde se les une el hermano menor Jim, Masterson. Así transcurre su vida, yendo y viniendo a Dodge, hasta por lo menos 1873, los próximos años son difíciles de documentar. En junio de 1874 se encuentra en Texas y toma parte en la batalla de Adobe Walls, que empieza el día 27 de ese mismo mes. Bat se encuentra en grupo formado por 28 hombres y una mujer que habita el poco defendido asentamiento de Adobe Walls. Allí son atacados por unos 800 o 1000 nativos americanos, que tratan de echar de sus tierras al cazador blanco. Los indios procedían de diferentes tribus y estaban capitaneados por sus respetivos jefes. Jefe Quanah Parker, manda los Comanches; Lone Wolf (Lobo Solitario), los Kiowas; Stone Calf (Cabellera de Piedra) and White Shield (Escudo Blanco), los Cheyenne. En 1876 Bat, comienza a prestar sus servicios como agente de la ley junto a su amigo Wyatt Earpp en Dodge City como agentes especiales de policía bajo el mando del Sheriff de Ford County, Charles Bassett; Earpp desempeñaba, además, la función de asistente de Marshall. En 1876 Bat, se presenta y gana, por solo tres votos, las elecciones a sheriff de Ford County. Al respecto El periódico local escribió: Larry Deger se quedó solo a tres votos de ganar; de su oponente, el nuevo Sheriff Bat Masterson, se dice que es frio, decidido y peligroso con la pistola. Su permanencia como sheriff de Ford County (Condado de Ford) durante 1878 y 1879 está trufada de incidencias. El robo a un tren, la muerte de su hermano Ed, la fuga de sus reservas por parte de los Cheyennes del Norte, la muerte de Dora Hand, una celebre personalidad en Dodge City, la persecución de un ladrón de caballos en Colorado, la delegación sobre su persona como encargado de llevar los Cheyennes, condenados por depredación durante su fuga de las reservas, a juicio y mediación en el conflicto entre “the Atchison, Topeka & Santa Fe and Denver, Rio Grande & Western railroads” por el acceso al paso de Colorado's Ratón. En noviembre de 1879 pierde las elecciones a Sheriff y abandona Kansas y pasa varios años como jugador de cartas a través de varios pueblos y ciudades del “Viejo Oeste”. También visita a su amigo Wyatt Earpp en Tombstone, Arizona. Se cree durante el famoso duelo de “O.K. Corral”, él estaba en el pueblo, sin embargo se ignora el por que no tomó parte. En 1891 se va a vivir a Denver, Colorado, donde compra el “Palace Variety Theater y, el 21 de noviembre de ese mismo año, se casa con la actriz Emma Walters. En 1902 se muda a Nueva York, donde, desde 1904 trabaja como reportero de deportes para “The New York Morning Telegraph”. Muere de un ataque al corazón, sentado en su oficina y mientras trabaja en su periódico, en 1921. Está enterrado en el cementerio de Woodlawn, en el Bronx, Nueva York. Bat, siempre fue algo bromista y le encantaba meterse en líos o estar al borde de ellos. Fue un virtuoso del revolver a este lado de la ley y su indumentaria estuvo siempre en consonancia con sus deslumbrantes talentos: un pañuelo de seda rojo al cuello con chaleco con flecos hasta la rodilla; con espuelas engastadas en oro, revólveres bañados en plata con empuñadura de marfil, cinturón y cananas tachonadas con plata y un sombrero gris con una banda de piel de serpiente de cascabel con ojos de cristal. Dice la leyenda que un hombre del este que llego a Dodge City, con deseos de conocerlo, al preguntar por él a un lugareño de aspecto desaliñado, este le contesto: “Camine por el pueblo y cuando se encuentre con el hombre mejor vestido y de mejor aspecto de la ciudad ese será Bat Masterson”. La filmografía sobre este fascinante personaje es más bien escasa. Sin embargo hay una serie de 1958-1960, la cual, posiblemente sea una de las mejores series cortas, hechas sobre el Lejano Oeste.

martes, 30 de junio de 2009

Wild Bill Hickok
















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Wild Bill Hickok

El Hombre detrás del mito.


Will Bill Hickok, nació en Troy Grove Illinois, el 27 de mayo de 1837.
Su verdadero nombre era James Buttler Hickok, tuvo cuatro hermanos y dos hermanas. Sus padres Alonzo Hickok y Polly Butler eran dos devotos baptistas que solo esperaban por parte de Bill y sus hermanos que cumplieran con sus labores en la granja y asistieran a misa todos los domingos.
Los padres, además, controlaban la estación ferroviaria en la clandestinidad desde la que ayudaban a muchos esclavos negros a escapar del sur.
Fue en una de estas ocasiones donde el joven Bill tuvo las primeras escaramuzas con fuego enemigo al verse perseguidos, él y su padre, por agentes de la ley que sospecharon que en su carreta llevaban algo mas que paja.
Bill pronto se enamoró de las armas y comenzó a practicar con todo bicho viviente que aparecía por la granja. Aunque la idea romántica que Bill tenia del Salvaje Oeste nunca le sentó bien a su padre, a pesar de las protestas de éste, ya en su juventud Bill comenzó a ser reconocido como un tirador fuera de serie.
Cuando Bill contaba 14 años, su padre fue asesinado debido a sus ideas abolicionistas.
Tres años mas tarde Bill, abandona la granja y se va a trabajar como conductor de un towpath en el canal Illinois-Michigan.
En 1855 Hickok comenzó a trabajar como conductor de diligencia en la ruta Santa Fe-Oregón, un empleo duro y de mucho riesgo. Allí conoce a William Coody, quien más tarde seria conocido como Buffalo Bill.
Las diligencias eran atacadas con frecuencia por bandidos e indios, lo que hacia que el trabajar en ellas fuera duro y peligroso. Por ello Bill, comenzó a desarrollar una fuerte hostilidad ante esta clase de ataques y muy pronto su nombre comenzó a sonar con fuerza por su certera y letal puntería.

Cuenta la leyenda que un día durante uno de esos, duros y arriesgados viajes, se rompió la diligencia y se les echó la noche encima, esperando a que amaneciera para poder buscar ayuda, Bill se echó a dormir fuera del coche junto a unos matorrales mientras los pasajeros dormían en el interior del mismo. A eso de la media noche, estos oyeron unos fuertes ruidos en el exterior que los sobresaltó, salieron fuera mientras uno de los pasajeros encendía una lámpara de queroseno para poder ver lo que sucedía. La escena que vieron los dejó horrorizados. Wild Bill, armado solo su cuchillo de cazador, se encontraba enzarzado en una feroz pelea con un oso pardo, cuando la lucha entre el hombre y la fiera concluyó, pudieron observar, con estupor, que Wild Bill estaba malherido, pero el oso yacía muerto a sus pies.
Perseguido por la ley, se hizo llamar Bill Hickok, para poder hacerse pasar por su hermano William en caso de apuro. Pronto fue conocido como Wild Bill (Bill el Salvaje). Tras esa etapa, James Butler Hickok, ya definitivamente llamado Bill, ejerció todos los menesteres que en el Oeste constituían ofertas de trabajo, desde conductor de diligencias y de carretas a cargos de comisario en pueblos de Nebraska y Kansas, pasando por: desde espía de la Unión, hasta guía del general Crook. Sin olvidar los de explorador, tirador y jugador profesional. Entre sus actividades como sheriff y su pasión por el juego, Hickok estuvo implicado en numerosos tiroteos.
En 1861 en Rock Creek Station, Nebraska, se enfrentó él solo contra la banda de los McCanles, matando a tres de ellos, incluido el jefe.
-Hay otra versión que dice que, al parecer, mató a dos disparándoles traicioneramente desde un escondrijo y al tercero, se limitó a encañonarlo con la pistola mientras dos de sus compañeros –aquí se deduce que no estaba tan solo- lo mataban con un arma tan poco convencional como un azadón-.
A finales de 1861 se unió al ejército de la Unión, donde desempeñó tareas de explorador y espía infiltrado en las líneas enemigas durante la Guerra de Secesión.
Terminada la guerra, se dedicó durante unos meses a la caza de búfalos junto a Búfalo Bill y otros compañeros y amigos del ejército.
Poco después, el 21 de julio de 1865, se batió en duelo en la ciudad de Springfield, Missouri, con otro pistolero Davis Tutt al que mató de un disparo. Este enfrentamiento se convertiría en el modelo arquetipo de duelo a pistola, muy poco habitual en el Oeste, pero que la mitología y la ficción tomarían como tópico.
Durante la guerra india de Hancock (1867) sirvió como explorador y correo del Séptimo de Caballería a las ordenes del general Windfield S. Hancock y del teniente coronel George A. Custer.
Entre los años 1867 y 1870 Wild Bill, fue sheriff del condado de Ellis, Kansas, y marshall federal de los estados Unidos, con sede en Fort Riley, Kansas, puesto en el que contó con su amigo William F. Cody, (Bufalo Bill) como ayudante.
Fue entonces cuando tuvo que enfrentarse a un camorrista borracho, llamado Bill Mulvey, que estaba armando jaleo en una cantina. Cuando le pidio que le entregara su arma, Mulvey trató de desenfundarlo, solo trató, al instante siguiente caía fulminado por un disparo de Hickok.
Un mes después, mientras Wild Bill calmaba un altercado en el saloon, uno de los alborotadores le apunto con su arma. Fue lo último que hizo.
En otra ocasión, él solo, salvó a un transportista del ejército de ser linchado por una turba.
Su notoriedad volvió a incrementarse cuando en julio de 1870 se vio envuelto en un tiroteo con soldados de permiso del Séptimo de Caballería, hiriendo a dos de ellos, uno de los cuales moriría al día siguiente.
A estas alturas Wild Bill ya era conocido en todo el Oeste, pero su fama alcanzó su cenit al ser entrevistado por el corresponsal Henry Morton (famoso autor, mas tarde, de la famosa frase “El doctor Livingstone, supongo") para el periódico en que éste trabajaba, el Weekly Missouri Democrat, Stanley quedó cautivado por la pintoresca figura del pistolero y agente de la ley, y escribió un articulo absolutamente laudatorio. Esto tuvo una gran repercusión y muchos otros periódicos de todo el país, copiando al Weekley Missouri Democrat, tomaron casi por costumbre entrevistarlo. Wild Bill no tuvo problema en recibirlos, ni en ser lo suficientemente creativo para aportar a cada uno de ellos una aventura con que poder estremecer a sus lectores.
Muchas de estas aventuras eran completamente ficticias, pero en todo caso, Hickok nunca tuvo problemas a la hora de defenderse por si mismo ante cualquier agresión. En cierta ocasión, en una visita a un amigo de la infancia que vivía en Chicago, entraron en un bar para celebrarlo, Tras unos tragos, decidieron echar una partida de billar, en ello estaban cuando un nutrido grupo de muchachos de la localidad comenzó a burlarse de la ropa de Wild Bill, que iba vestido con unos pantalones de gamuza con flecos y mocasines, El mas gallito le preguntó: Oye, ¿es verdad que en el Oeste en el que tú vives, todos os vestís con pieles sin curtir y os limpiáis los dientes con un cuchillo bowie? “No, pero todos los que somos del Oeste sabemos quien es nuestro padre” La consiguiente pelea que se armó, terminó con una lección magistral por parte de Hickok, acerca de las contundentes utilidades de los tacos de billar.

En 1871 sucedió al infortunado Tom Bear River Smith, asesinado en noviembre de 1870, como marshal de Abilene, A diferencia de su antecesor que patrullaba la ciudad a caballo, Hickok optó por no moverse del saloon El Álamo, donde pasaba la jornada y algunas horas extras jugando al póquer. Hickok en cuanto divisaba un visitante indeseable en la ciudad, se le enfrentaba y la daba a elegir: “O te vas de la ciudad en el tren del este, o te vas en el del oeste, o por la mañana te iras al norte. Este norte era una alusión que todos comprendían, al norte de la ciudad estaba el cementerio. Puestas así las cosas y ayudado por su reputación cimentada en la facilidad con que podía colocar una bala entre ceja y ceja, eran pocos los que no atendían el requerimiento del marshal.

No obstante en diciembre de ese mismo año y a causa de un desafortunado accidente donde mató involuntariamente a su ayudante, fue cesado como sheriff de Abilene, de allí se marchó a Kansas City, donde perdió todo su dinero en las mesas de juego. A causa de esto, acuciado por las deudas tuvo que aceptar participar en dos representaciones teatrales sobre El Salvaje Oeste, dirigidas por el coronel Sydney Barnett, celebradas en las cataratas del Niágara en agosto de 1872.

De este trabajo, nació en él un odio visceral hacia los escenarios, pero las deudas le seguían acuciando y en septiembre 1873, no le quedó mas remedio que aceptar una oferta de su amigo Buffalo Bill, para actuar en su espectáculo “Explorador de las Llanuras”, allí estuvo ocho meses. Al marcharse, jurando no volver nunca mas a los escenarios, le dejó claro a Coody que todo aquello le parecía una farsa.

Los dos años siguientes, 1874 y 1875 los pasó ente Cheyenne y Wyoming. Allí se encontró con Agnes Lake Thatcher, una viuda a quien ya había conocido en Abilene años atrás. Agnes tenía fama mundial como amazona, funambulista, bailarina y domadora de leones y era, a la sazón, propietaria de un circo. Se casaron en marzo de 1876 y tras una corta luna de miel de dos semanas, Hickok dejó a su flamante esposa para acudir a la fiebre del oro de las Colinas Negras. Agnes jamás lo volvería a ver.

Bill, llego a Deadwood (Dakota en 1876 donde, el 2 de agosto de ese año, moriría asesinado durante una partida de póquer en un saloon, a manos de un jugador resentido llamado Jack McCall, quien le disparó un tiro en la nuca. Bill, en la mesa de juego, solía sentarse dando la espalda a la pared para evitar así “sorpresas” traicioneras pero ese día al ser el ultimo en sentarse a la mesa no pudo hacerlo.
Según la leyenda en el momento de ser asesinado tenía una doble pareja de ases y ochos; desde entonces, esta jugada es conocida como "La Mano del Muerto".

MacCall confesó que lo había asesinado porque quería hacerse famoso. Lo consiguió doblemente. Por este crimen fue juzgado y condenado a la horca en Yancton, Dakota, en marzo de 1877.

Wild Bill Hickok ha pasado a la historia como el príncipe de los pistoleros.
De un metro ochenta de estatura, derramaba sobre sus anchos hombros una castaña y rizada cabellera y hacía ostentación de un poblado mostacho, muy a la moda de la época. Vestía tanto de vaquero como de ciudadano, con refinado atildamiento, con ropas de ante o, quizás, con una larga levita y un elegante chaleco sobre una camisa blanca plisada adornada con una corbata de lazo, tocado con un sombrero de copa baja y calzado siempre con botas tachonadas y llamativas espuelas. Llevaba permanentemente un par de pistolas de las que no se separaba ni a la hora de dormir.
Como persona, la gente lo definía como cortes, amistoso y muy fiable. Como agente de la ley era efectivo pero muy tolerante y relajado. Para él, la función por la que le pagaban consistía en mantener la ley y el orden, no controlar la moral ni las costumbres locales.

Su sola reputación, en la mayoría de los casos, fue suficiente para mantener la paz.

Su apodo ("Wild Bill" significa "Bill el salvaje") ha inspirado multitud de apodos similares en otros personajes también llamados William (aunque, en realidad, éste no fuera su nombre) que han destacado por su arrojo en sus respectivas áreas. El caballo de Hickok se llamaba Black Nell, y sus armas favoritas fueron dos revólveres Colt 1851 Navy con empuñadura de marfil, aunque casi siempre utilizó otras en los duelos que le hicieron célebre.

En su biografía el general Custer escribiría sobre Hickok:
A pie o a caballo, fue uno de los más perfectos ejemplos de masculinidad que he visto jamás. Sobre su valor no cabe tener duda alguna. Su habilidad en el uso del rifle o la pistola lo hacían infalible. Su comportamiento estaba totalmente desprovisto de cualquier bravuconería. Nunca habló de si mismo a menos que se le requiriese. Su conversación nunca caía en la vulgaridad ni en la blasfemia. Su influencia entre los hombres de la frontera no tenia limites; su palabra era ley, y fueron muchas las discusiones y los problemas personales entre sus compañeros que solucionó simplemente diciendo “ya está bien” y, si era necesario, advirtiendo que el que no lo dejara estar “se las tendrá que ver conmigo”

Su figura apareció en infinidad de “comics” y películas, desgraciadamente ninguna le hace justicia. La mejor, posiblemente sea Buffalo Bill, donde es interpretado por Gary Cooper.

jueves, 9 de abril de 2009

El Álamo.





















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El Álamo.

El mito y la leyenda de El Álamo, es el comienzo de la historia de Texas.
El asedio duró 13 días. Desde el martes 23 de febrero al domingo 6 de marzo de 1836.
Tanto el asedio como la batalla final de El Álamo, constituyen una de las más famosas épicas militares de la historia de Texas.
La batalla estuvo plagada, entre sus combatientes, con nombres de personajes ilustres en la historia de la conquista del Oeste Americano. Hombres como David Crockett, trampero, cazador y explorador, aunque, en aquel momento, era diputado al congreso por Tenessee, James Bowie, audaz e intrépido aventurero y William Barret Travis comandante del fuerte que se gano un nombre en la historia por la heroica resistencia que supo oponer en las condiciones mas adversas y ante un enemigo con unas fuerzas infinitamente superiores tanto en numero como en efectivos.
Esto en el bando tejano, en cuanto al ejercito mexicano estaba mandado por el general Antonio López de Santa Ana. Más tarde incombustible presidente de México.
Para muchos americanos y la mayoría de los tejanos, esta batalla ha pasado a ser el mayor símbolo del sacrificio por la patria.
Con la batalla del Álamo, igual que con muchos otros hechos legendarios, el mito ha sobrepasado a la realidad y la leyenda ha oscurecido el histórico evento.

Para entender la realidad de la batalla tendremos que fijarnos primero en su estratégico contesto en la revolución de Texas.

A principios del siglo XVI, España reclamo por primera vez aquellos territorios para la Corona, después de que 15 familias españolas procedentes del archipiélago canario llegaran a colonizar la región. Desde entonces y hasta principios del siglo XIX, ciudades como San Antonio de Béjar, con cerca de 7.000 habitantes, son un ejemplo de en lo que se había convertido el territorio que aglutinaba no solo a descendientes de españoles, sino también a mexicanos y, sobre todo, a colonos americanos que en el año 1821 sumaban ya un numero considerable.
El principal impulsor de la inmigración anglosajona fue Stephen Austin. Su padre estuvo entre los primeros que a principios del siglo XIX solicitaron a los españoles un permiso especial para que 300 familias anglosajonas se asentaran en la región después de haber comprado grandes extensiones de tierra.
Tras la muerte de su padre, Stephen Austin continuó con el trabajo de su progenitor y solicito permiso, ya a los mexicanos, para que 1.000 familias más, también se instalaran en la región siguiendo el mismo procedimiento. En pocos años los colonos superaban en cinco a uno a los mexicanos. Y, además, muchos habían prosperado de manera notoria.
Y así, lenta pero constantemente, fueron llegando nuevos colonos alentados por la riqueza, y las principales ciudades fueron creciendo al abrigo de los intercambios comerciales con, la cada vez más evidente, americanización de la zona.
Fue entonces cuando los mexicanos empezaron a contemplar con preocupación ciertos movimientos y comenzó a surgir la creencia de que Estados Unidos estaba detrás de ciertas actuaciones encaminadas a la apropiación de Texas. Ciertamente no estaban equivocados, ya que bajo el gobierno del presidente Andrew Jackson, la nación americana se encontraba en continua expansión hacia el sur y el oeste.
La debilidad del gobierno mexicano, que hacia poco más de una docena de años se había independizado de España, permitió que los colonos no solo implantaran su forma de vida, sino que, además, diseñaran y aprobaran un sistema de autogobierno liberal.
Para cuando los mexicanos quisieron darse cuenta de su torpeza, las cosas ya habían llegado demasiado lejos y los “nuevos tejanos”, (No solo colonos americanos, sino también ingleses, escoceses, alemanes y de otras muchas partes del mundo, que también habían inmigrado a la región) no estaban dispuestos a dar marcha atrás.
La Declaración de Independencia de Texas se redacto en algo menos de dos semanas. El hombre que se iba a enfrentar a esta amenaza era Antonio López de Santa Ana y Pérez de Lebrón.

En 1835 el Ejercito Federal de Tejanos inmigrantes, americanos voluntarios y sus aliados tejanos, habían capturado el pueblo, a las fuerzas Centralistas, durante el asedio de Béjar. Tras aquella victoria muchos de los voluntarios tejanos del Ejercito del Pueblo, “Army of the people” dejaron el servicio activo y regresaron con sus familias. No obstante muchos oficiales del Gobierno Provisional temían que las fuerzas Centralistas efectuaran una contraofensiva en primavera.
Para llegar a Texas desde el interior de Méjico, había dos rutas principales. Una era la ruta de Atascosito que se extendía desde Matamoros en el Rió Grande, hacia el norte, pasando por San Patricio, Goliad, Victoria y finalmente moría en el corazón de la Colonia Austin. La segunda era la Vieja Ruta de San Antonio, este era el Camino Real que cruzaba Rió Grande por el Paso de Francia, (Cruce de San Antonio) y se extendía hacia el noroeste a través de San Antonio de Béjar, Bastrops, Nacodogches, San Agustín y a través del Rió Sabine, se adentraba en Luisiana.
Dos fuertes bloqueaban el paso hacia Texas: Presidio La Bahía, (Presidio de Nuestra Señora de Loreto) en Goliad y El Álamo en San Antonio. Cada uno de ellos funcionaba como un paso fronterizo, preparado para alertar a los asentamientos tejanos de cualquier avance enemigo.
La guarnición de San Antonio de Béjar, sin embargo, alejada de la mayoría de los asentamientos, sufría la escasez y falta de pertrechos y provisiones más básicas. Tales eran sus necesidades que, su comandante James Clinton Neill, envió un lúgubre mensaje al Gobierno Provisional: Si no somos reforzados pronto, en caso de ataque, seremos presa fácil para el enemigo.
A mediados de enero Sam Houston, comenzó a cuestionarse si era sensato seguir teniendo una guarnición en San Antonio, y el 17 remitió un informe al gobernador Henry Smith, advirtiéndole de que el Coronel James Bowie y su compañía de voluntarios habían abandonado San Antonio.
Luego pedía la autorización de Smith para volar el Álamo y abandonar el lugar, pero a éste pareció no gustarle la idea y la denegó.
Mientras tanto en el fuerte, Neill argumento con Bowie, la importancia que tenía el dejar el Camino Real desguarnecido y convenció a éste de que El Álamo era la única defensa que había entre el enemigo y los Anglo-asentamientos. El 2 de febrero era el propio Bowie quien escribía a Smith, diciendole que, él y Neill, habían resuelto morir en aquel agujero antes que abandonar el Puesto.
Poco mas tarde Neill, protestaba a Smith, que su necesidad de caballos era tanta que incluso no podía permitirse el mandar una pequeña compañía a espiar al enemigo.
Como resultado de ello, Smith envió al Coronel William B. Travis y su Legión de Caballería. Aunque la “Legión de Caballería” se componía de tan solo 30 hombres.
Algunos hombres más iban llegando al fuerte. El 8 de febrero llegaba David Crockett, con un grupo de voluntarios.
El 14 de febrero Neill, tiene que abandonar el fuerte, debido a la enfermedad de un miembro de su familia que lo necesita urgentemente. Deja en su lugar, al mando del fuerte, al Coronel Travis.
Es entonces cuando se enteran de que el General Santa Ana al mando de sus fuerzas Centralistas ha alcanzado el Rió Grande. Travis cree que Santa Ana no será capaz de alcanzar el fuerte hasta, por lo menos, el 15 de marzo. Pero Santa Ana consigue llegar al lugar el 23 de febrero.

Mientras los tejanos se reagrupaban en El Álamo, el General Travis despachaba una misiva urgente a la guarnición de la ciudad de Gonzáles. Tenemos a la vista una gran fuerza enemiga. Necesitamos urgentemente hombres y provisiones. Aquí tengo 150 hombres determinados a defender la guarnición hasta el final.
Tanto Travis como Bowie, comprendían que el Alamo no podría resistir sin nuevos refuerzos. Su suerte ahora dependía del Concejo General de San Felipe. De Fannin en Goliad y de otras fuerzas tejanas voluntarias que pudieran acudir en su ayuda.
Santa Ana manda un mensajero al Álamo, con la orden de que se rindan. Travis le responde con un cañonazo.
Con una respuesta tan contundente no cabe lugar a duda de cuales son las intenciones de los defensores del fuerte.

La artillería mejicana comienza entonces a disparar masivamente tratando de derribar las murallas del Álamo.
Santa Ana pensaba que, después de un intenso bombardeo y con las murallas derruidas, la guarnición no tendría otra opción que rendirse a la vista de tan absoluta desventaja.
Para los tejanos dentro del fuerte solo quedaba una esperanza, que los refuerzos fuesen capaces de romper el cerco.
El 24 de febrero Bowie cae enfermo y Travis toma el mando completo del fuerte.
El 5 de marzo, después de 12 días de asedio, el General Santa Ana, anuncia un asalto, para el día siguiente.
Esta declaración deja atónitos a los oficiales del ejército mejicano. Las murallas del fuerte se estaban desplomando, el enemigo no había recibido columna tejana de refuerzo alguna, los defensores del fuerte pronto se quedarían sin provisiones y entonces no tendrían otra alternativa más que rendirse. Solo había que esperar.
Estas debieran ser justificaciones más que suficientes, para no exponer a los infantes mejicanos a un ataque a pecho descubierto sobre una fortificación erizada de cañones.
Pero el obcecado Santa Ana, no lo vio así, y el domingo 6 de marzo a las 5 de la madrugada, las columnas mejicanas compuestas por 1.800 infantes avanzaron contra las derruidas murallas de El Álamo.
Cuando estuvieron al alcance de los cañones y rifles de los tejanos, estos abrieron fuego a discreción y una lluvia de disparos se abatió sobre la infantería mejicana.
Los soldados mejicanos caían como juncos azotados por el viento, no obstante se reagrupaban y seguían avanzando.
En medio de una lluvia de balas y fuego de cañones, las columnas mejicanas siguieron avanzando airosamente hacia la fortaleza. Habiendo alcanzado a la base de las paredes, los soldados, algunos de ellos estimulados por el valor y otros por la furia, entraron en los principales puntos donde el enemigo se había atrincherado y de donde provenía un fuego infernal. Detrás de estos llegaron nuevas oleadas, que se acercaron con furia a las puertas y a las ventanas, disparando indiscriminadamente contra amigos y enemigos y de esa manera las perdidas mejicanas aumentaron penosamente. Algunos soldados mexicanos consiguieron darle la vuelta a los cañones enemigos y comenzaron a disparar sobre los edificios, llevándose la vida de todo aquél que se encontraron por delante. Algunos fueron pisoteados hasta la muerte. La carnicería era horrible y el tumulto y el desorden tan espantosos que parecía que el infierno hubiera descendido sobre el lugar.

Curiosamente, la parte mas débil de la fortificación estaba siendo la mas difícil de asaltar. La doble empalizada con estacas afiladas situada junta a la iglesia estaba defendida por 4 cañones y por los mejores tiradores de David Crockett, que repelían asalto tras asalto. La mayoría de los defensores de El Álamo habían acudido a la batalla llevando sus propias armas, de las que la mas habitual era el rifle Kentucky, un arma genuinamente americana diseñada durante la época de las colonias.

William Barret Travis fue de los primeros en caer. Un oficial del ejército mexicano, José Enrique de la Peña, relata así su final: Habían reforzado las puertas y cavado en varios hoyos formando trincheras, las cuales, ahora, no les servían de mucho. No todos se refugiaron en ellas, algunos se quedaron a cuerpo descubierto, mirándonos antes de abrir fuego, como asombrados de nuestra valentía. Travis pareció dudar, pero no ante la muerte que el había escogido. Dio unos pasos hacia nosotros y se planto, y levantado su cara, nos miro orgullosamente y abrió fuego. Lucho como un valiente y al final murió vendiendo cara su vida, como el gran soldado que era. Ninguno de sus hombres murió más heroicamente, y todos murieron. Travis se portó como un héroe y en justicia lo fue, pues con un puñado de hombres indisciplinados y muy exiguos de provisiones y munición decidió hacer frente a todo un ejército muy superior, tanto en número como en avituallamiento.

Bowie, según un testimonio, no pudo participar activamente en el combate debido a su enfermedad, no murió peleando con su famoso cuchillo en la mano. Espero recostado sobre su cama con las pistolas cargadas que David Crockett le había dado el día anterior para que se defendiera. Cuando los mexicanos entraron en el aposento, Bowie disparo matando a dos soldados, mientras era atravesado de muerte por las bayonetas. Candelaria una mujer mexicana que cuidaba de Bowie en aquel momento, declaro que éste, antes de morir, todavía tuvo tiempo de matar con su cuchillo a otro soldado mexicano.

Sobre la muerte de David Crockett, hay diferentes versiones:
Obviando el estruendo de la furiosa batalla que se estaba librando a sus espaldas, él y sus hombres seguían concentrados en la defensa de la empalizada, hasta que una bala de cañón destrozo el muro que unía las barracas y el hospital y por el hueco, la infantería mexicana empezó a entrar a raudales. Uno de los cuatro cañones de Crockett se giro y disparo a quemarropa sobre aquella masa humana mandada por el coronel Juan Morales. El primer asalto fue repelido y la infantería mexicana retrocedió buscando refugio, pero pronto, animados por los oficiales, se lanzaron de nuevo a la carga con renovados bríos. Ante aquella avalancha, los hombres de Crockett, se retiraron hasta la puerta de roble de la iglesia. Desde allí los voluntarios de Tennessee abrieron fuego, pero pronto fueron arrollados y la lucha cuerpo a cuerpo se estableció hasta que el último cayó.
Dicen que Crockett, antes de caer, lucho como un león dando culatazos a diestro y siniestro a pasar de sufrir numerosas heridas de bala y bayoneta.

Esta es la versión preferida por los tejanos, pero hay otras más por parte de los mexicanos en las que dicen que fue capturado con vida junto con varios defensores más y que fueron torturados y al final, fusilados o ensartados por las bayonetas.

Oficialmente la versión mas extendida es la que sigue:
Al final, solo siete hombres sobrevivieron a la carnicería, y bajo la protección del General Castrillón, fueron conducidos ante Santa Ana, entre ellos había uno de gran estatura y porte, en cuyo rostro se dibujaba la impronta de la adversidad, pero también una gran resignación y nobleza, algo que habla mucho en su honor. Era el naturalista David Crocktt, un hombre muy conocido en Norte América por lo inusual de sus aventuras como explorador y cazador de pieles.
Santa Ana respondió a la defensa que Castrillón hizo sobre Crockett, con un gesto de indignación y dirigiéndose a los zapadores, las tropas mas allegadas a él, ordeno su ejecución. La mayoría de los comandantes y oficiales mexicanos no estaban en absoluto de acuerdo con aquello y esperaban que no se llevara acabo una vez se hubiesen calmado los ánimos.
Pero unos pocos oficiales, “palmeros” del General, para complacer a éste, se lanzaron sobre los indefensos prisioneros espada en mano, como los tigres sobre su presa, consiguiendo, de este modo, notoriedad por haber perpetrado la mas grande infamia y crueldad que cualquier soldado pueda cometer.

Y aunque aquellos desafortunados fueron torturados antes de ser asesinados, supieron morir sin una queja y sin humillarse jamás ante sus torturadores.

Al final de la batalla los soldados mexicanos enterraron a sus camaradas caídos, pero Santa Ana ordeno que, los cadáveres de los defensores fueran quemados. Los cadáveres fueron apilados en tres montones a los que se les añadió leña y se les prendió fuego, estuvieron ardiendo durante dos días seguidos y el hedor de la carne quemada llegaba hasta el mismo pueblo.
Los mexicanos ganaron aquella batalla tan costosa para ellos, pero no la guerra y Sam Houston acabó dándoles la puntilla en la batalla de San Jacinto, al grito de, ¡Recordad El Álamo! ¡Recordad Goliad!

Finalmente Samuel Houston se convirtió en el primer presidente de la nueva republica de Texas, en 1836. Volvió a ser reelegido en 1841. Cuatro años más tarde fue nombrado senador por Texas tras la anexión del territorio a Estados Unidos.

Él apoyó, por cierto, las primeras escaramuzas de la guerra y la invasión de México por parte de los Estados Unidos, con la que estos últimos no sólo se anexionaron Texas, sino grandes territorios pertenecientes a México.
De esta forma México un país soberano, fue despojado de lo que hoy es Nevada, Arizona, Utah y California. Pero esa es otra historia.

Y en cuanto a la batalla de El Álamo, aun hoy sigue siendo, para muchos, el símbolo de la lucha por la libertad.


Pero es que, incluso, la libertad es subjetiva, dependiendo del lado en que se la mire, Sam Houston, al igual que todos aquéllos hombres pelaron y murieron por la libertad de Texas. Pelearon para que Texas se independizara de México, pero a nadie le importó la libertad de Texas, nueve años mas tarde, cuando Texas, pasó a formar parte de los Estados Unidos de América.


Nota de autor:
Texas: es el segundo mayor estado de los Estados Unidos de América tanto en territorio como en población, abarca 696,200 km² y posee una creciente población de 24,3 millones de personas.

Sobre esta historia hay, además de infinidad de libros, varias películas. De las cuales, para mi, la mejor sigue siendo la interpretada por John Wayne, en el papel de Crockett y Richard Wirdmark, como Bowie.