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El Pony Express.
The Pony Expres.
El hombre detras del mito.
The Pony Expres.
El hombre detras del mito.
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Detrás del mito de El Pony Expres no hay un único hombre, sino varios. Un puñado de valientes y esforzados muchachos, (ninguno pasaba de los 20 años) jinetes consumados en una época en la que, muchas veces, del conocimiento de sus caballos dependía sus vidas, centauros, que con su gesta y las de sus monturas forjaron la leyenda.
A mediados del siglo XIX la opción principal para enviar las sacas de correo a los establecimientos de California, cada vez más ricos y con mayor importancia y población, pasaba por enviarlo en barco a Panamá, cargarlo en mulas para atravesar el istmo y embarcarlo de nuevo hasta San Francisco. El Gobierno ofreció un contrato de un millón de dólares a aquellos que demostrasen que la ruta por tierra seria posible. La gran dificultad eran los 3.200 kilómetros de territorio despoblado entre Missouri y California.
William Russell, Alexander Majors y William Waddell se unieron y fundaron la compañía “The Pony Express”, como respuesta a esta necesidad. Idearon un sistema de transporte a base de relevos y lo estudiaron y perfeccionaron hasta el mínimo detalle. Los lugares de las postas, los jinetes, los caballos y hasta la mochila y las características de los sobres fueron detenidamente discutidos y diseñados. Y al final, El Pony Express se enfrentó al reto: llevaría el correo hasta California en diez días. El 3 de abril de 1860 Johnny Fry recogió la mochila del correo de las manos del alcalde de San José (Missouri) y comenzó a galopar hacia el oeste. Con esta posta inaugural se iniciaba la leyenda de los jinetes solitarios. El correo atravesaría el territorio de lo que hoy son los estados de Missouri, Kansas, Nebraska, Colorado, Wyoming, Utah, Nevada y California hasta llegar a la naciente ciudad de Sacramento.
La idea era sencilla: el correo no se detenía nunca, ni de día ni de noche, y era transportado siempre sobre un caballo fresco. El jinete cambiaba de caballo cada diez o quince millas en las postas intermedias en donde no podía demorarse más de tres minutos; y a su vez el jinete era relavado en las postas principales cada 75 o 100 millas.
La exigencia física de un jinete de El Pony Express era inmensa. Pensemos que cabalgaban una media de diez horas y recorrían hasta 150 kilómetros. Para encontrarlos se colocaron anuncios de selección en los principales periódicos del Oeste. Se buscaban jinetes con experiencia, amantes del riesgo y la aventura, que no pesasen mas de 60 kilos y que fueran menores de 18 años (<<>>, decían varios de los anuncios). La contrapartida era un sueldo de 100 dólares al mes, una fortuna en la época. Todo estaba estudiado al milímetro. El peso que llevaban los jinetes estaba limitado. Solo podían llevar un revólver, y su rígido reglamento les prohibía detenerse salvo en caso de defensa propia o de ver que una vida corriese peligro.
La prioridad era que el correo debía continuar. Para ahorrar peso, los fundadores de la compañía encargaron el diseño de una silla de montar adaptada a las características del servicio. Israel Landis fue el elegido. Y su mochila (usaron este nombre español) fue uno de los grandes éxitos de El Pony Express. Con los compartimientos para los sobres hechos a medida, garantizaba un rápido cambio entre jinetes además de comodidad, aislamiento e impermeabilidad. La mochila iba encajada entre las piernas del jinete e iba fundida literalmente a la silla formando un todo. No se conserva ninguna de estas sillas originales de Landis, piezas que continúan siendo buscadas por coleccionistas. También la correspondencia tenía que sujetarse a unas peculiaridades. Debería estar redactada en papel especial extra ligero y los sobres eran especiales, hechos con ceda aceitada. El límite de cada jinete era de diez kilos de cartas en cada viaje. El coste de cada una era de cinco dólares cada cien gramos de peso. Mas tarde, debido al éxito de la empresa, el coste se redujo un 80% hasta llegar a un dólar.
No solo el jinete y la posta inaugural son recordados. La leyenda dice que Bronco Charlie Millar tenía solo 11 años cuando hizo su primer relevo. Por otra parte el record de rapidez en un envió se estableció en marzo de 1861, cuando el discurso inaugural de la presidencia de Lincoln llegó a Sacramento en siete días y 17 horas. Otro asombroso registro es el de la posta mas larga: un muchacho de 14 años recorrió 322 millas sin detenerse al ver que el jinete que debía relevarle había sido asesinado. Cambio 21 veces de montura y cabalgó durante 21 horas y 40 minutos. Se llamaba William Cody, pero mas tarde seria conocido como Buffalo Bill.
En octubre de 1861 la línea telegráfica quedó completada y ello supuso el fin de El Pony Express.
Después llegaría el ferrocarril y la unión y comunicación de California con el resto de los estados seria ya un hecho. El tiempo de funcionamiento de El Pony Express fue relativamente corto, ya que se limito a 19 meses, pero su impacto en el folclore y la literatura ha quedado indeleble para siempre.
A mediados del siglo XIX la opción principal para enviar las sacas de correo a los establecimientos de California, cada vez más ricos y con mayor importancia y población, pasaba por enviarlo en barco a Panamá, cargarlo en mulas para atravesar el istmo y embarcarlo de nuevo hasta San Francisco. El Gobierno ofreció un contrato de un millón de dólares a aquellos que demostrasen que la ruta por tierra seria posible. La gran dificultad eran los 3.200 kilómetros de territorio despoblado entre Missouri y California.
William Russell, Alexander Majors y William Waddell se unieron y fundaron la compañía “The Pony Express”, como respuesta a esta necesidad. Idearon un sistema de transporte a base de relevos y lo estudiaron y perfeccionaron hasta el mínimo detalle. Los lugares de las postas, los jinetes, los caballos y hasta la mochila y las características de los sobres fueron detenidamente discutidos y diseñados. Y al final, El Pony Express se enfrentó al reto: llevaría el correo hasta California en diez días. El 3 de abril de 1860 Johnny Fry recogió la mochila del correo de las manos del alcalde de San José (Missouri) y comenzó a galopar hacia el oeste. Con esta posta inaugural se iniciaba la leyenda de los jinetes solitarios. El correo atravesaría el territorio de lo que hoy son los estados de Missouri, Kansas, Nebraska, Colorado, Wyoming, Utah, Nevada y California hasta llegar a la naciente ciudad de Sacramento.
La idea era sencilla: el correo no se detenía nunca, ni de día ni de noche, y era transportado siempre sobre un caballo fresco. El jinete cambiaba de caballo cada diez o quince millas en las postas intermedias en donde no podía demorarse más de tres minutos; y a su vez el jinete era relavado en las postas principales cada 75 o 100 millas.
La exigencia física de un jinete de El Pony Express era inmensa. Pensemos que cabalgaban una media de diez horas y recorrían hasta 150 kilómetros. Para encontrarlos se colocaron anuncios de selección en los principales periódicos del Oeste. Se buscaban jinetes con experiencia, amantes del riesgo y la aventura, que no pesasen mas de 60 kilos y que fueran menores de 18 años (<<>>, decían varios de los anuncios). La contrapartida era un sueldo de 100 dólares al mes, una fortuna en la época. Todo estaba estudiado al milímetro. El peso que llevaban los jinetes estaba limitado. Solo podían llevar un revólver, y su rígido reglamento les prohibía detenerse salvo en caso de defensa propia o de ver que una vida corriese peligro.
La prioridad era que el correo debía continuar. Para ahorrar peso, los fundadores de la compañía encargaron el diseño de una silla de montar adaptada a las características del servicio. Israel Landis fue el elegido. Y su mochila (usaron este nombre español) fue uno de los grandes éxitos de El Pony Express. Con los compartimientos para los sobres hechos a medida, garantizaba un rápido cambio entre jinetes además de comodidad, aislamiento e impermeabilidad. La mochila iba encajada entre las piernas del jinete e iba fundida literalmente a la silla formando un todo. No se conserva ninguna de estas sillas originales de Landis, piezas que continúan siendo buscadas por coleccionistas. También la correspondencia tenía que sujetarse a unas peculiaridades. Debería estar redactada en papel especial extra ligero y los sobres eran especiales, hechos con ceda aceitada. El límite de cada jinete era de diez kilos de cartas en cada viaje. El coste de cada una era de cinco dólares cada cien gramos de peso. Mas tarde, debido al éxito de la empresa, el coste se redujo un 80% hasta llegar a un dólar.
No solo el jinete y la posta inaugural son recordados. La leyenda dice que Bronco Charlie Millar tenía solo 11 años cuando hizo su primer relevo. Por otra parte el record de rapidez en un envió se estableció en marzo de 1861, cuando el discurso inaugural de la presidencia de Lincoln llegó a Sacramento en siete días y 17 horas. Otro asombroso registro es el de la posta mas larga: un muchacho de 14 años recorrió 322 millas sin detenerse al ver que el jinete que debía relevarle había sido asesinado. Cambio 21 veces de montura y cabalgó durante 21 horas y 40 minutos. Se llamaba William Cody, pero mas tarde seria conocido como Buffalo Bill.
En octubre de 1861 la línea telegráfica quedó completada y ello supuso el fin de El Pony Express.
Después llegaría el ferrocarril y la unión y comunicación de California con el resto de los estados seria ya un hecho. El tiempo de funcionamiento de El Pony Express fue relativamente corto, ya que se limito a 19 meses, pero su impacto en el folclore y la literatura ha quedado indeleble para siempre.