martes, 30 de junio de 2009

Wild Bill Hickok
















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Wild Bill Hickok

El Hombre detrás del mito.


Will Bill Hickok, nació en Troy Grove Illinois, el 27 de mayo de 1837.
Su verdadero nombre era James Buttler Hickok, tuvo cuatro hermanos y dos hermanas. Sus padres Alonzo Hickok y Polly Butler eran dos devotos baptistas que solo esperaban por parte de Bill y sus hermanos que cumplieran con sus labores en la granja y asistieran a misa todos los domingos.
Los padres, además, controlaban la estación ferroviaria en la clandestinidad desde la que ayudaban a muchos esclavos negros a escapar del sur.
Fue en una de estas ocasiones donde el joven Bill tuvo las primeras escaramuzas con fuego enemigo al verse perseguidos, él y su padre, por agentes de la ley que sospecharon que en su carreta llevaban algo mas que paja.
Bill pronto se enamoró de las armas y comenzó a practicar con todo bicho viviente que aparecía por la granja. Aunque la idea romántica que Bill tenia del Salvaje Oeste nunca le sentó bien a su padre, a pesar de las protestas de éste, ya en su juventud Bill comenzó a ser reconocido como un tirador fuera de serie.
Cuando Bill contaba 14 años, su padre fue asesinado debido a sus ideas abolicionistas.
Tres años mas tarde Bill, abandona la granja y se va a trabajar como conductor de un towpath en el canal Illinois-Michigan.
En 1855 Hickok comenzó a trabajar como conductor de diligencia en la ruta Santa Fe-Oregón, un empleo duro y de mucho riesgo. Allí conoce a William Coody, quien más tarde seria conocido como Buffalo Bill.
Las diligencias eran atacadas con frecuencia por bandidos e indios, lo que hacia que el trabajar en ellas fuera duro y peligroso. Por ello Bill, comenzó a desarrollar una fuerte hostilidad ante esta clase de ataques y muy pronto su nombre comenzó a sonar con fuerza por su certera y letal puntería.

Cuenta la leyenda que un día durante uno de esos, duros y arriesgados viajes, se rompió la diligencia y se les echó la noche encima, esperando a que amaneciera para poder buscar ayuda, Bill se echó a dormir fuera del coche junto a unos matorrales mientras los pasajeros dormían en el interior del mismo. A eso de la media noche, estos oyeron unos fuertes ruidos en el exterior que los sobresaltó, salieron fuera mientras uno de los pasajeros encendía una lámpara de queroseno para poder ver lo que sucedía. La escena que vieron los dejó horrorizados. Wild Bill, armado solo su cuchillo de cazador, se encontraba enzarzado en una feroz pelea con un oso pardo, cuando la lucha entre el hombre y la fiera concluyó, pudieron observar, con estupor, que Wild Bill estaba malherido, pero el oso yacía muerto a sus pies.
Perseguido por la ley, se hizo llamar Bill Hickok, para poder hacerse pasar por su hermano William en caso de apuro. Pronto fue conocido como Wild Bill (Bill el Salvaje). Tras esa etapa, James Butler Hickok, ya definitivamente llamado Bill, ejerció todos los menesteres que en el Oeste constituían ofertas de trabajo, desde conductor de diligencias y de carretas a cargos de comisario en pueblos de Nebraska y Kansas, pasando por: desde espía de la Unión, hasta guía del general Crook. Sin olvidar los de explorador, tirador y jugador profesional. Entre sus actividades como sheriff y su pasión por el juego, Hickok estuvo implicado en numerosos tiroteos.
En 1861 en Rock Creek Station, Nebraska, se enfrentó él solo contra la banda de los McCanles, matando a tres de ellos, incluido el jefe.
-Hay otra versión que dice que, al parecer, mató a dos disparándoles traicioneramente desde un escondrijo y al tercero, se limitó a encañonarlo con la pistola mientras dos de sus compañeros –aquí se deduce que no estaba tan solo- lo mataban con un arma tan poco convencional como un azadón-.
A finales de 1861 se unió al ejército de la Unión, donde desempeñó tareas de explorador y espía infiltrado en las líneas enemigas durante la Guerra de Secesión.
Terminada la guerra, se dedicó durante unos meses a la caza de búfalos junto a Búfalo Bill y otros compañeros y amigos del ejército.
Poco después, el 21 de julio de 1865, se batió en duelo en la ciudad de Springfield, Missouri, con otro pistolero Davis Tutt al que mató de un disparo. Este enfrentamiento se convertiría en el modelo arquetipo de duelo a pistola, muy poco habitual en el Oeste, pero que la mitología y la ficción tomarían como tópico.
Durante la guerra india de Hancock (1867) sirvió como explorador y correo del Séptimo de Caballería a las ordenes del general Windfield S. Hancock y del teniente coronel George A. Custer.
Entre los años 1867 y 1870 Wild Bill, fue sheriff del condado de Ellis, Kansas, y marshall federal de los estados Unidos, con sede en Fort Riley, Kansas, puesto en el que contó con su amigo William F. Cody, (Bufalo Bill) como ayudante.
Fue entonces cuando tuvo que enfrentarse a un camorrista borracho, llamado Bill Mulvey, que estaba armando jaleo en una cantina. Cuando le pidio que le entregara su arma, Mulvey trató de desenfundarlo, solo trató, al instante siguiente caía fulminado por un disparo de Hickok.
Un mes después, mientras Wild Bill calmaba un altercado en el saloon, uno de los alborotadores le apunto con su arma. Fue lo último que hizo.
En otra ocasión, él solo, salvó a un transportista del ejército de ser linchado por una turba.
Su notoriedad volvió a incrementarse cuando en julio de 1870 se vio envuelto en un tiroteo con soldados de permiso del Séptimo de Caballería, hiriendo a dos de ellos, uno de los cuales moriría al día siguiente.
A estas alturas Wild Bill ya era conocido en todo el Oeste, pero su fama alcanzó su cenit al ser entrevistado por el corresponsal Henry Morton (famoso autor, mas tarde, de la famosa frase “El doctor Livingstone, supongo") para el periódico en que éste trabajaba, el Weekly Missouri Democrat, Stanley quedó cautivado por la pintoresca figura del pistolero y agente de la ley, y escribió un articulo absolutamente laudatorio. Esto tuvo una gran repercusión y muchos otros periódicos de todo el país, copiando al Weekley Missouri Democrat, tomaron casi por costumbre entrevistarlo. Wild Bill no tuvo problema en recibirlos, ni en ser lo suficientemente creativo para aportar a cada uno de ellos una aventura con que poder estremecer a sus lectores.
Muchas de estas aventuras eran completamente ficticias, pero en todo caso, Hickok nunca tuvo problemas a la hora de defenderse por si mismo ante cualquier agresión. En cierta ocasión, en una visita a un amigo de la infancia que vivía en Chicago, entraron en un bar para celebrarlo, Tras unos tragos, decidieron echar una partida de billar, en ello estaban cuando un nutrido grupo de muchachos de la localidad comenzó a burlarse de la ropa de Wild Bill, que iba vestido con unos pantalones de gamuza con flecos y mocasines, El mas gallito le preguntó: Oye, ¿es verdad que en el Oeste en el que tú vives, todos os vestís con pieles sin curtir y os limpiáis los dientes con un cuchillo bowie? “No, pero todos los que somos del Oeste sabemos quien es nuestro padre” La consiguiente pelea que se armó, terminó con una lección magistral por parte de Hickok, acerca de las contundentes utilidades de los tacos de billar.

En 1871 sucedió al infortunado Tom Bear River Smith, asesinado en noviembre de 1870, como marshal de Abilene, A diferencia de su antecesor que patrullaba la ciudad a caballo, Hickok optó por no moverse del saloon El Álamo, donde pasaba la jornada y algunas horas extras jugando al póquer. Hickok en cuanto divisaba un visitante indeseable en la ciudad, se le enfrentaba y la daba a elegir: “O te vas de la ciudad en el tren del este, o te vas en el del oeste, o por la mañana te iras al norte. Este norte era una alusión que todos comprendían, al norte de la ciudad estaba el cementerio. Puestas así las cosas y ayudado por su reputación cimentada en la facilidad con que podía colocar una bala entre ceja y ceja, eran pocos los que no atendían el requerimiento del marshal.

No obstante en diciembre de ese mismo año y a causa de un desafortunado accidente donde mató involuntariamente a su ayudante, fue cesado como sheriff de Abilene, de allí se marchó a Kansas City, donde perdió todo su dinero en las mesas de juego. A causa de esto, acuciado por las deudas tuvo que aceptar participar en dos representaciones teatrales sobre El Salvaje Oeste, dirigidas por el coronel Sydney Barnett, celebradas en las cataratas del Niágara en agosto de 1872.

De este trabajo, nació en él un odio visceral hacia los escenarios, pero las deudas le seguían acuciando y en septiembre 1873, no le quedó mas remedio que aceptar una oferta de su amigo Buffalo Bill, para actuar en su espectáculo “Explorador de las Llanuras”, allí estuvo ocho meses. Al marcharse, jurando no volver nunca mas a los escenarios, le dejó claro a Coody que todo aquello le parecía una farsa.

Los dos años siguientes, 1874 y 1875 los pasó ente Cheyenne y Wyoming. Allí se encontró con Agnes Lake Thatcher, una viuda a quien ya había conocido en Abilene años atrás. Agnes tenía fama mundial como amazona, funambulista, bailarina y domadora de leones y era, a la sazón, propietaria de un circo. Se casaron en marzo de 1876 y tras una corta luna de miel de dos semanas, Hickok dejó a su flamante esposa para acudir a la fiebre del oro de las Colinas Negras. Agnes jamás lo volvería a ver.

Bill, llego a Deadwood (Dakota en 1876 donde, el 2 de agosto de ese año, moriría asesinado durante una partida de póquer en un saloon, a manos de un jugador resentido llamado Jack McCall, quien le disparó un tiro en la nuca. Bill, en la mesa de juego, solía sentarse dando la espalda a la pared para evitar así “sorpresas” traicioneras pero ese día al ser el ultimo en sentarse a la mesa no pudo hacerlo.
Según la leyenda en el momento de ser asesinado tenía una doble pareja de ases y ochos; desde entonces, esta jugada es conocida como "La Mano del Muerto".

MacCall confesó que lo había asesinado porque quería hacerse famoso. Lo consiguió doblemente. Por este crimen fue juzgado y condenado a la horca en Yancton, Dakota, en marzo de 1877.

Wild Bill Hickok ha pasado a la historia como el príncipe de los pistoleros.
De un metro ochenta de estatura, derramaba sobre sus anchos hombros una castaña y rizada cabellera y hacía ostentación de un poblado mostacho, muy a la moda de la época. Vestía tanto de vaquero como de ciudadano, con refinado atildamiento, con ropas de ante o, quizás, con una larga levita y un elegante chaleco sobre una camisa blanca plisada adornada con una corbata de lazo, tocado con un sombrero de copa baja y calzado siempre con botas tachonadas y llamativas espuelas. Llevaba permanentemente un par de pistolas de las que no se separaba ni a la hora de dormir.
Como persona, la gente lo definía como cortes, amistoso y muy fiable. Como agente de la ley era efectivo pero muy tolerante y relajado. Para él, la función por la que le pagaban consistía en mantener la ley y el orden, no controlar la moral ni las costumbres locales.

Su sola reputación, en la mayoría de los casos, fue suficiente para mantener la paz.

Su apodo ("Wild Bill" significa "Bill el salvaje") ha inspirado multitud de apodos similares en otros personajes también llamados William (aunque, en realidad, éste no fuera su nombre) que han destacado por su arrojo en sus respectivas áreas. El caballo de Hickok se llamaba Black Nell, y sus armas favoritas fueron dos revólveres Colt 1851 Navy con empuñadura de marfil, aunque casi siempre utilizó otras en los duelos que le hicieron célebre.

En su biografía el general Custer escribiría sobre Hickok:
A pie o a caballo, fue uno de los más perfectos ejemplos de masculinidad que he visto jamás. Sobre su valor no cabe tener duda alguna. Su habilidad en el uso del rifle o la pistola lo hacían infalible. Su comportamiento estaba totalmente desprovisto de cualquier bravuconería. Nunca habló de si mismo a menos que se le requiriese. Su conversación nunca caía en la vulgaridad ni en la blasfemia. Su influencia entre los hombres de la frontera no tenia limites; su palabra era ley, y fueron muchas las discusiones y los problemas personales entre sus compañeros que solucionó simplemente diciendo “ya está bien” y, si era necesario, advirtiendo que el que no lo dejara estar “se las tendrá que ver conmigo”

Su figura apareció en infinidad de “comics” y películas, desgraciadamente ninguna le hace justicia. La mejor, posiblemente sea Buffalo Bill, donde es interpretado por Gary Cooper.

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